viernes, 31 de octubre de 2014

TARDE DE BRUJAS


En esta tarde de brujas, sin truco ni trato, os regalamos dos poemas amigos; el primero viene de Argentina y nos llega de la mano de María Alicia Esain, el otro de la cuenca minera por obra de María Rosa Sedio. ¡Gracias amigas!... y gracias también a Pilar Arges, Carlos Blanco  y Dolors Todolí que ilustran la entrega. Coged un cucurucho de castañas y ...¡a leer poemas!


Ilustración de Pilar Argés



RINCÓN EMBRUJADO
 

de María Alicia Esain

Cuando dos brujas se juntan
y hacen hervir sus calderos...
¡Humo de cuentos y versos
es lo que sale primero!

Después preparan recetas,
enlazadas una a una.
Una bruja de ciudad...
Una bruja de laguna...

¡Qué peligro, las dos juntas,
barriendo por los rincones
para armar sus estofados
con arañas y ratones!

¡Jamás les hagan cosquillas,
no busquen su carcajada,
pues la risa las asusta
y se transforman en nada!

Sólo reciben rezongos
envueltos para regalo,
bichos feos, gatos negros
y espantapájaros malos.

Así quedarán contentas
con sus queridos lectores.
No hay dos brujas como éstas...
¡Pues ellas son las peores!





Dibujo de Carlos  Blanco



ARREBRUJARSE

de María Rosa Serdio
 

Hoy es luna llena

la del mes de enero,

esa luna vieja,

de la que habla el viento,

que adoran los búhos,

la que cuenta el cuento,

la que rueda platas

sobre el mar y el tiempo…

A nadie digáis

que salí volando,

que crucé las olas,

los montes, el campo…

que en mi escoba vieja,

que sabe latines,

emprendí un crucero

hasta los confines

de un mapa de sueños.

¡Me fui de visita que

ALLÁ tengo cita!




Teodelina como la imaginó Dolors Todolí.

En este tiempo de brujas traemos a dos íntimas amigas que se esconden en las estanterías de nuestra Biblioteca, de la mano se han subido al expositor para que puedas volver a leer sus aventuras. Teodelina, la bruja de "Hechizos en la cocina", que nos llegó por obra de María Alicia Esain y Dolors Todolí; con ella nuestra querida Piruja de Carlos Blanco que pronto se someterá a cirugía estética de la mano de Daniel Montero.   
  
 Así vio Ramón Lozano, alumno de Carlos Blanco, a la bruja Piruja.

jueves, 23 de octubre de 2014

DÍA DE LA BIBLIOTECA 2014

Como cada año, octubre es el mes de las Bibliotecas y el 24 de este mes es el día elegido para centrar los actos de homenaje a las mismas. 
Para esta entrada traemos dos mensajes, el primero lo difunde la asociación "Amigos del Libro infantil y juvenil" y nos llega de la mano del escritor Antonio Rodríguez Almodóvar y con ilustración de Carme Solé. El mensaje es un cálido homenaje a Ana María Matute.
Extremadura, desde hace unos años y en su Plan de Fomento de la Lectura, publica también un cartel con su correspondiente mensaje que en esta ocasión nos llega de la mano de la joven escritora Lucía González Lavado. Aquí os dejamos los dos para que disfrutéis con la lectura de los mismos.

PREGÓN HOMENAJE A ANA MARÍA MATUTE
        por Antonio Rodríguez Almodóvar

¡Ana María, despierta!-
El príncipe se quedó contemplándola. Era guapa, el pelo negro, los ojos grandes, la boca carnosa. Luego la sacudió suavemente, por un hombro. Insistió: -Vamos, mujer, que ya es hora.
Ana María, solo después de un rato, empezó a moverse. Primero movió un dedo, luego una ceja, luego entreabrió un ojo.
-¿Y tú… quién… eres? –preguntó, no sin gran esfuerzo.
-¡Soy el Príncipe Azul!
-¿El qué?
-El príncipe… ¿No te acuerdas? Tenemos que amarnos.
-¿Es obligatorio?
-Claro, lo manda la tradición.
-¡Pues entonces vete a hacer gárgaras!
Ana María se giró hacia un lado y volvió a dormirse. El príncipe quedó sumamente desconcertado. Se incorporó del filo del lecho y se puso a pasear la estancia.Vio las telarañas del tiempo colgando de los pesados cortinajes, vio a un par de alabarderos durmiendo de pie, la nariz del uno apoyada en la nariz del otro. Vio, o mejor dicho, escuchó la estridente sinfonía de ronquidos que le llegaban de todas partes de aquel palacio encantado; ronquidos atronadores de guardianes forzudos, ronquidos silbantes de cocineros exquisitos, ronquidos trascendentes de capellanes gordinflones, ronquidos, ronquidos… Como que tuvo que taparse las orejas para no ser víctima de aquel terremoto sónico… y entonces se dio cuenta: ¡el fuego de la chimenea también dormía! Se acercó, aproximó una mano a aquellas llamas petrificadas y quedó ensimismado… Luego de un tiempo incontable, levantó la vista y vio sobre la repisa una hilera de libros. Eran libros de cuentos, los únicos objetos de aquel lugar que no habían acumulado polvo ni telarañas. Con un temblique en el dedo índice de la mano derecha, impropio de todo un príncipe, fue recorriendo los títulos: Cuentos de antaño, de Charles Perrault, Cuentos de los hermanos Grimm,
Cuentos de H. C. Andersen, Cuentos de Ana María Matute... Al leer este último, el corazón empezó a repicarle. Sacó el libro y lo abrió. Al azar fue leyendo: “Todos nos acostamos con el lobo, pero lo que no podemos hacer es confundirlo con la abuelita.” “La infancia es más larga que la vida”. “El que no ama está muerto”.
Justo al acabar esta frase, cesaron los ronquidos y el fuego de la chimenea cobró repentina vitalidad. El príncipe se apartó.
-Eso, ahora ponte a curiosear en mis cosas -oyó a sus espaldas. Levantó un poco más la vista y vio, en el espejo de la chimenea, cómo se incorporaba en su magnífico lecho una dama todavía más magnífica. Casi cien años de edad, el pelo totalmente blanco y la sonrisa totalmente pura. -¿Se puede saber qué día es hoy?
-¿Hoy? -El príncipe no tenía ni la menor idea.
-¡Me acabo de acordar!- Exclamó ella-. ¡Es 24 de octubre, día de la Biblioteca! ¡No te quedes ahí pasmao, que los niños nos están esperando! ¡Vamos, Príncipe Azul, mueve el culo!








Magia en las letras


de Lucía González Lavado

¡Viajes y aventuras! Solemos pensar en ellos como algo difícil de alcanzar, actividades que deben organizarse con tiempo, planeadas hasta el mínimo detalle y que en muchas ocasiones, nos dejamos vencer por la tristeza al pensar que solo unos pocos afortunados pueden llevarlos a cabo.
¡Pero nos equivocamos!
Todos hemos vivido aventuras, viajes inimaginables, amores prohibidos e incluso hemos conocido a más personas de las que en realidad creemos. Y todo ello desde la comodidad de nuestro sillón favorito, acurrucados entre mantas una fría noche de invierno o una tarde lluviosa. Porque no hay nada más mágico y al alcance de todos que el poder que transmiten las letras.
Gracias a los libros podemos conocer otros países, otras culturas y otras vidas. Solo tenemos que abrir una novela, permitir que nos envuelva el aroma del papel, ese perfume que tanto nos apasiona a los amantes de la lectura, y dejarnos llevar por el misterio que, página tras página, nos traslada a vivir otra realidad.
Cuando lo deseemos, en cualquier momento, a la hora que sea, podemos traspasar las fronteras del espacio y el tiempo. Ser lo que queramos. Un detective en el siglo XVIII, un héroe que se enfrenta a sus mayores miedos o algo tan fantástico e irreal como ser el jinete de un dragón en plena Edad Media, o por qué no, un villano que, por amor, lo deje todo.
Ese es el poder de las letras. Pues un libro no consta solo páginas, son la herramienta para hacernos soñar, alas a nuestro alcance, capaces de trasladarnos a donde deseemos.
Como escritora, cuando plasmo una nueva historia, sobre todo pienso en mis lectores y en proporcionarles algo diferente. Me gusta la fantasía, la magia y crear mundos que hasta el momento solo estaban en mi cabeza y que anhelo compartir.
Utilizo mis palabras como puente, como un salvoconducto para transportar a todos aquellos que me leen a vivir aventuras. Les invito a acompañar a personajes valientes, protagonistas de armas tomar que se enfrentan a la vida y a los problemas y todo ello aderezado con amor, fantasía y bellos mundos que no tienen cabida en nuestro día a día.
Pero antes de ser escritora, también soy lectora. Y admiro el trabajo de mis compañeros de profesión, del poder que unas letras pueden adquirir. Pues ellos fueron quienes me adiestraron de pequeña e influyeron para que me convirtiera en la persona que soy hoy en día.
Gracias a escritores y escritoras viví decenas de aventuras, pasé miedo, viajé a mundos donde la magia existía y en muchas ocasiones acompañé a valientes detectives que ponían en peligro sus vidas para desentrañar un crimen e intentar comprender la mente humana.
Un libro es mucho más que un centenar de páginas ante nosotros, esperando ser leídas. Vivimos en unos tiempos donde la realidad pesa demasiado sobre nuestros hombros. Donde en muchas ocasiones se nos priva de soñar o fantasear y es algo que no debemos permitir.
En una época donde la tecnología avanza a pasos agigantados, no hemos de olvidar los lugares donde, a nuestro alcance, se encuentran las mayores historias jamás contadas.
Hablo de un lugar amado por muchos, repleto de libros, de estantes llenos de estos, donde uno disfruta deslizando sus dedos entre los lomos de todas las novelas, deteniéndonos por un instante frente a esas historias, ojearlas y descubrir qué nos oculta.
¡Bibliotecas! Espacios que debemos conservar. Para mí fueron uno de los lugares que más me enternecieron durante mi infancia. Adoraba el silencio, la calma que se respira en ellas, interrumpida en ocasiones por murmullos, los cuales no rompían la magia del lugar, sino todo lo contrario.
Y sobre todo amaba las letras que allí me esperaban, deseando ser leídas y durante un tiempo, llenar de magia e imaginación, a quien lo tuviera en sus manos.
Porque a pesar de lo que se diga, no hay nada más apasionante que sumergirte en una novela, solo has de encontrar la apropiada, aquella que está escrita para ti y te abrirá los ojos a la mayor experiencia que jamás hayas vivido.
Por ello, a todos los que me leéis, os invito a entrar en una biblioteca. Disfrutad de su calma, del silencio, y como yo hice de niña, desliza tus dedos entre los ejemplares que tienes ante ti, escoge uno y… ¡vive la magia de las letras!